Homenaje a mi padre...
La verdad no crecí muy apegado a mi padre, pero el otro día reflexionando me di cuenta de es la persona que más ha influido en mi manera de ser. De no ser por él creo que hubiese crecido como un pinche chamaco chiqueón y consentido... además de insoportable. Tal vez ni siquiera hubiese terminado de estudiar.
Por eso viejo te doy gracias por:
- Presionarme a cruzar la calle (avenida para variar) cuando tenía sólamente 5 años. Me decías que no fuera inútil y antes de entrar a la primaria yo era el único niño que conocía en saber cómo cruzar una calle con precaución sin ayuda de nadie.
- Enseñarme a llegar a la casa en taxi sólo antes de los 10 años... en más de una ocasión no pudiste irme a buscar a la primaria y me dijiste que cuando eso pasara agarrara un taxi y pidiera dinero en la farmacia. Heróico en ese entonces para un niño de mi edad.
- Gracias por los madrazos que me metías cuando te llegaban quejas del profe por no entregar tareas, entregarlas mal o sacar cincos. Ahora estoy por graduarme de la universidad pues a la mala me enseñaste a ser buen estudiante. Dicen que el fin justifica los medios, valió la pena que en más de una ocasión te quitaras el cinturón o la chancla.
- Igual gracias por darme mis putazos por ser un niño guevón... me daba gueva hasta ir por los tomates a la tienda que quedaba a dos casas allí en Santa María. Por ti no fui un niño perezoso de esos que les gusta que sus papás le hagan de todo.
- Jamás olvidaré aquella frase que me dijiste: Aprende matemáticas, cualquier pendejo sabe español, geografía, historia, etc... pero no cualquiera sabe matemáticas. Sé que hay mejores que yo, pero al menos en mis salones de clase nunca me topé con alguien que supiera más matemáticas que yo y siempre estaré orgulloso de eso...
- Yo era un niño tímido, mongol y reprimido y era víctima fácil de los abusivos. Recuerdo que aquella vez en una fiesta en la palapa de los marinos hiciste que un chamaco que me tiró de la resbaladilla se quedara quieto frente a mí para que yo tranquilamente le rompiera su madre. Desde entonces a cualquier cabrón que se quizo pasar de lanza lo mandé a chingar a su madre y lo seguiré haciendo. Dejé de ser introvertido.
- Siempre admiro tu forma de ser cumplido, tu nunca robaste ni le debes un peso a nadie. Yo tampocó lo haré, es una de tu más grandes enseñanzas.
Te quiero un chingo viejo, siempre te ha costado enseñarnos tu cariño, pero entendí que simplemente no es tu forma de ser. Sin embargo siempre nos has apoyado y lo que he sido, soy y seré en la vida es por el esfuerzo del trabajo tuyo y de mi mamá... y eso jamás se me va a olvidar.
ATTE: DEYVIT